viernes, 22 de agosto de 2014

En negativo.- /

Y el titular este comentario como ‘en negativo’, está claro que no me refiero  a los negativos o clichés de las antiguas cámaras fotográficas –hoy sustituidas por las formidables cámaras digitales, con sus fantásticas tarjetas de memoria-; ni me refiero tampoco a una visión o contemplación parcial, pesimista, negativa o casi tétrica del mundo y de sus habitantes… No, me refiero, a todo lo que de negativo y en tantas ocasiones destructivo, pulula sobre la faz de la Tierra, que es de dominio público –a poco que uno se interese por estos temas- y que, desgraciadamente, casi siempre es de origen humano. Sí, del antiguo ‘homo sapiens’, del hombre, el animal más inteligente sin comparación –mientras no se demuestre lo contrario- sobre todos los demás seres vivos. Pero que, parece ser, en multitud de casos y de circunstancias, no sabe, o no le conviene o no quiere  ‘aplicar‘ o hacer un uso adecuado y razonable de esos conocimientos, de esa formidable inteligencia.
Podríamos pensar tal vez –con lógica aristotélica, con sensatez-, que todo a nuestro alrededor es creatividad, equilibrio y armonía : en el cuerpo humano, en la naturaleza, en la atmósfera que nos rodea y que ‘envuelve’ a este planeta del sistema solar llamado Tierra –situado a 150 millones de kilómetros del Sol, y que, por cierto, nos ‘mueve’ en su constante giro, a una velocidad de 104.000 kms por minuto-… Que todo se dirige –como sería de pura lógica, insisto- a conservar este maravilloso planeta, que se nos dio para que lo disfrutásemos y –no olvidemos esto- para que lo cuidásemos, y en el cual vivimos; y a mejorar nuestro entorno, nuestras relaciones sociales y humanitarias, nuestras condiciones de vida, etc… Pero,  si así pensásemos…, o estaríamos un tanto desinformados, o algo equivocados, o pecaríamos un tanto de ingenuos. Y es que la mano del hombre, algunas costumbres y decisiones, la actitud de algunos colectivos y de algunos países, las venganzas, el odio, los ‘ajustes de cuentas’, el afán de poder y de dominio…, ciertamente no están por la labor de la creatividad, ni del equilibrio racional, ni de la concordia, ni de la renovación y de la armonía. 
Y así, si nos fijamos en el hombre, en el ser humano, y si nos hacemos eco de las noticias que nos llegan a diario a través de ‘los medios’ (televisión, radio, prensa, etc.), percibiremos cómo hay en diversos lugares del mundo, continuos atentados, actos terroristas, secuestros, asesinatos, persecuciones, enfrentamientos, tragedias, guerras… Cómo en un mismo país o nación, mueren cada día cientos o miles de personas, sencillamente por diferencias religiosas, tribales o étnicas: recordemos el horroroso genocidio de judíos en los ‘campos de exterminio’ nazis, tipo Auschwitz; las matanzas entre hutus y tootsis en Ruanda, en 1972, con 800.000 muertos en 5 meses; o las actuales entre chiíes y suníes en la descompuesta y desquiciada Irak (¿cuántos miles de muertos ya?); o la brutal represión de los talibanes en Afganistán; o las persecuciones y matanzas en Sudán, Nigeria o Somalia, a personas cuyo único ‘delito’ es ser cristianos; etc.; o tal vez, por conflictos puramente territoriales, como podría ser un ejemplo, el actual y sempiterno enfrentamiento de palestinos e israelíes; o entre las FARC y las tropas gubernamentales en Colombia; o el terror impuesto por los yihadistas del autodenominado ‘Estado islámico’ (EI), que va 'fagocitando' o adueñándose día tras día de ‘partes’ o regiones  de otras naciones…; o a día de hoy, la guerra entre los rebeldes prorrusos del este de Ucrania y el ejército de dicho país, etc.… Y también las propias personas, mujeres, hombres, se asesinan entre ellas –casos de lo que en España se denomina como ‘violencia de género’, o por ajustes de cuentas de los ‘narcos’ (terrible problema en ciertas regiones ‘mafiosas’ de Italia, y en varios estados de México, ayudados en este por la muy extendida corrupción de policías, jueces, etc.), p.e… O se autodestruyen, bien sea a causa del consumo de drogas (a las ya habituales y conocidas cocaína, heroína, marihuana, etc., se suman ahora, cada vez con mayor frecuencia y aceptación, las llamadas ‘drogas de diseño’, verdaderos venenos para el organismo humano; la última conocida, la ‘droga caníbal’, puede llegar a ser mortal en sí misma y en cuestión de horas), o por el hábito de fumar compulsivamente, por el excesivo consumo de alcohol, etc.; o muy recientemente, por el llamado ‘balconing’, absurdo, temerario e insensato ‘deporte’ (¿), de moda este verano en alguna localidad de las Islas Baleares… 
A nivel mundial y contra nuestro entorno, podríamos citar cientos de flagrantes y dolorosos casos: recordemos p.e.,  las indiscriminadas, desproporcionadas  y brutales matanzas de focas y de ballenas, e incluso a veces
de pacíficos delfines, por parte de Japón, Noruega y otros países, que desoyen sistemáticamente y hacen caso omiso a las muchas leyes que prohíben taxativamente tales masivas y crueles matanzas; los devastadores incendios forestales, casi siempre intencionados, que asolan millares de hectáreas en muchos países; o, por parte de algunas industrias, el deshacerse de sus restos químicos, de pesticidas y demás productos tóxicos, vertiéndolos directamente en los ríos, envenenando así sus aguas (y nos viene a la memoria el caso de Amsterdan, ciudad en la cual para deshacerse de las viejas bicicletas -que, por supuesto, no son un veneno –verdadero ‘motor’ de esa muy bonita y gran ciudad holandesa, son arrojadas sin más y sin sonrojo, a alguno de sus muchos canales)…; o el de utilizar nuestros mares como vertederos de sustancias de desecho tales como botellas de vidrio, latas, plásticos, cartones, viejos muebles…; o el lanzamiento al mar de desechos de explotaciones mineras de plomo o de plata (como podría ser el caso, hace ya muchos años, de la bahía de Portmán, en la región de Murcia, en España)… Y así, se habla ya, p.e., de ‘el vertedero del Mediterráneo’, aludiendo a que en sus fondos subyacen miles o millones de toneladas de verdadera basura, lo que conlleva incluso el cambio en la composición de los fondos marinos,
creando un hábitat diferente, con la destrucción de las beneficiosas colonias de algas –como ejemplo, la ‘posidonia oceánica’ (en la fotografía), planta endémica del Mediterráneo, declarada ‘Patrimonio de la Humanidad’ por la Unesco-, y de los arrecifes de corales, con la consiguiente disminución o desaparición de algunas especies marinas (peces, crustáceos, moluscos, etc.)… Pero es que, además, no contentos con todo ello, estamos contaminando nuestro propio y cercano entorno, bien sea por lo que lanzan al aire, sin ningún control, las grandes empresas con sus maquinarias pesadas, como por la polución de los gases
emitidos por automóviles, autobuses, maquinaria agrícola, calefacciones, etc., llevando a  algunas grandes ciudades –y un típico ejemplo podría ser el de Pekín- a tener una terrible contaminación ambiental, con un aire que se torna para los humanos prácticamente irrespirable y dañino para la salud en grado sumo.
 Y de esta manera hemos llegado, debido a la incontrolada y permisiva emisión de gases tóxicos o de ‘efecto invernadero’, a lo que se ha dado en llamar ‘el cambio climático’.
Los científicos nos habían advertido seriamente del tremendo peligro; pero a pesar de ello, fueron muchísimas las personas que, en un principio, hace unos pocos años, pensaron que todo esto de los gases de efecto invernadero y el consecuente cambio climático, no eran más que fantasías o que, en cualquier caso tardaríamos decenas de años, tal vez siglos, en comenzar a sentir sus efectos… ¡Cuan equivocados estaban estos incrédulos! El anunciado peligro y sus devastadores efectos, ya los tenemos aquí: causante ya de innumerables e importantísimas anomalías ambientales en forma de huracanes y tornados, frecuentes incendios de extensas zonas, lluvias torrenciales, calores extremos, inundaciones, deshielo progresivo de glaciares con progresiva destrucción del  Polo Norte y de la Antártida, gravísimos tsunamis…
Pero, los humanos, aun no estaban satisfechos con lo insensata e inconscientemente ‘conseguido’. Y así, nos hemos ‘atrevido’ también con el espacio exterior, con esa atmósfera que nos rodea y que nos cobija, y que en absoluto podemos considerar como algo ajeno a nuestro planeta. Se han conseguido, es cierto, admirables e increíbles, casi inimaginables avances científicos,
como son las innumerables misiones espaciales, principalmente por  parte de EE.UU. y de Rusia, con logros tales como lo fue, el primer vuelo espacial de un ser humano –el ruso Yuri Gagarin, 12 de Abril de 1961, a bordo de la nave ‘Vostok’ 3KA-3-, orbitando alrededor de la Tierra durante 108 minutos; el posarse por 1ª vez el hombre sobre la Luna, aquel inolvidable 20 de Julio de 1969 (los estadounidenses Neil Armstrong imagen de la derecha- y ‘Buzz’ Aldrich; acontecimiento, televisado en directo);
o la increíble y exitosa I.S.S. ( Estación Espacial Internacional); o la puesta en órbita del gigantesco y potentísimo telescopio ‘Hubler’, gracias al cual, vamos comprendiendo un poquito más sobre el famoso ‘big-bang’, o sobre los ‘agujeros negros’, o sobre las ‘supernovas’ y las ‘estrellas rojas’, o sobre la materia espacial, etc., que nos permiten asimismo continuar con la búsqueda de posible ‘vida inteligente’
en otros lejanísimos mundos… Sí, todo ello maravilloso… Pero es que, al mismo tiempo, estamos atiborrando la atmósfera –la troposfera, la estratosfera…- de auténtica ‘basura espacial’, consistente esta en: restos de fallidos satélites o de otros que dejaron de estar activos; o de fragmentos de ‘lanzaderas’ espaciales y de cohetes propulsores; de herramientas –martillos, tornillos, guantes…- perdidas o abandonadas por los astronautas en sus ‘paseos espaciales’…; y en fin, de infinidad de material que se acumula ya sobre nuestras cabezas y que pone en serio peligro incluso la integridad física de los propios astronautas en sus ‘paseos’ por el cielo, así como  de las cápsulas espaciales en órbita… Algunos asteroides –nos dicen los científicos- representan un ‘teórico’ problema por su posible , aunque remota, colisión con el planeta Tierra; pero es que, esta ‘basura espacial’, es un problema añadido y real, que ya lo tenemos presente, que es una realidad.
En fin que, repito: esto que he descrito muy brevemente, representa solo unos pequeños ejemplos, de los muchísimos que podríamos citar. Y no es en modo alguno, ni ha pretendido nunca serlo, una visión un tanto pesimista, dantesca o tal vez ‘terrorífica’ del acuciante problema; sino que es, sencilla y llanamente –y así hemos de reconocerlo humildemente, aunque nos duela-, la pura y dura realidad. El mundo, en muchos de sus aspectos, es un auténtico caos. Y la culpa de esta locura, de este ‘desvarío’, la tiene única y exclusivamente, el hombre.
Y la pregunta es: ¿hacia dónde, hacia qué tipo de vida, nos llevan o nos conducen  –en un futuro más o menos lejano- esta serie de desajustes, de despropósitos y de inquietantes barbaridades que vamos acumulando?...

                  Rafael Ild. Pérez-Cuadrado de Guzmán
                           Escrito, el D20. Julio. 2014.




2 comentarios:

PURIK dijo...

Después de leer tu magnifico articulo tan divinamente expuesto y documentado, poco puedo añadir. Tienes toda la razón y como tu dices te quedas corto, todavia mas????. Toda la culpa del hombre, de acuerdo, Falta de escrúpulos, falta de conciencia, falta de civismo, ausencia total de moral, etc, etc, en definitiva, falta de amor. Amor a la Naturaleza, amor a nuestros semejantes,amor por nosotros mismos. Amor, una palabra , devaluada, llamamos amor a lo que no es, extraordinario, que algo tan barato, posea tanto valor.

PURIK dijo...

Después de leer tu magnifico articulo tan divinamente expuesto y documentado, poco puedo añadir. Tienes toda la razón y como tu dices te quedas corto, todavia mas????. Toda la culpa del hombre, de acuerdo, Falta de escrúpulos, falta de conciencia, falta de civismo, ausencia total de moral, etc, etc, en definitiva, falta de amor. Amor a la Naturaleza, amor a nuestros semejantes,amor por nosotros mismos. Amor, una palabra , devaluada, llamamos amor a lo que no es, extraordinario, que algo tan barato, posea tanto valor.