Debacle de España en Brasil.- /
La
selección española de fútbol –a la que aquí llaman ‘La Roja’-, la hasta ahora
Campeona del Mundo y la nominada por la FIFA como la primera clasificada en el
‘ranking’, llegaba al Mundial de Brasil como una de las favoritas – se hablaba
de Brasil, Alemania, España…- y por ello, con la ilusión y la pretensión –muy
dignas de elogio, por cierto- de repetir reinado y añadir asi una estrella más
a su camiseta. Pero, posiblemente, acudieron a Brasil con cierto aire de
superioridad; y además, probablemente, se subestimó a los primeros rivales. Se
soñaba con una final Brasil – España; pero en el camino, antes de llegar a esa
soñada final, había algunas piedras, algunos…‘escollos’ en el camino.
Y
así, nos tocó primero jugar contra Holanda (la antigua ‘naranja mecánica’,
recuerden) quien, sin complejo alguno, nos endosó un contundente y sonrojante
1-5. Y luego Chile, que se tenía –como Holanda- muy bien estudiada la
estrategia a seguir para neutralizar el famoso ‘tiki-taka’ de los españoles,
nos colocó un vergonzoso y sonoro 0-2. Cinco golitos, 5, encajados en solo 180
minutos de juego; y uno solo marcado por España, y…, de penalti ¡Paupérrimo
bagaje! Y…, ¡eliminada la Campeona del Mundo a las primeras de cambio! ¡Un
verdadero desastre! Pero, como buenos deportistas, ¡felicitemos a Holanda y a
Chile!
Y
no se puede hablar en absoluto, ni de mala suerte ni de malos arbitrajes; ni
tampoco echar la culpa al calor, ni a la humedad (entre otras razones, porque a
los otros equipos les afectaba exactamente igual). No, hay que reconocer, con
humildad y en honor a la verdad, que tanto Holanda como Chile fueron muchísimo
mejores que la selección española. Y fueron además, superiores en todo: en
táctica, en concentración, en poderío físico, en su posicionamiento en el
campo, en su fe en el triunfo, en garra e ilusión, etc. España, anduvo como
perdida, con un estilo (¿) caótico, sin saber exactamente a qué jugaba, sin
hilvanar cuatro pases seguidos –cuando, precisamente en esto, son los
auténticos maestros-, con fallos impensables y estrepitosos, sin saber zafarse
en ningún momento de la presión de sus respectivos rivales, sin poder hacer
nunca su juego, sin apenas acercarse con peligro al área rival… No pareció,
desde luego, la actual campeona del mundo; ni tan siquiera pareció una
selección potente; pareció más bien, algo así como una selección sin poderío…,
insignificante. Y sus ‘estrellas’ – Casillas, Iniesta, Ramos, Xabi, Silva, Costa,
etc.-, salvo algunos aislados e infructuosos destellos, estuvieron como
erráticos por el césped, y pasaron desapercibidos.
Y
lo que está claro, es que en este Mundial de Brasil, realmente no se ha visto a
la auténtica selección española, a la Campeona del Mundo y 2 veces Campeona de
Europa. Cuesta creer incluso, que estos mismos jugadores han ganado
brillantemente tantísimos importantes títulos y han podido, así, dar tantas
satisfacciones a los aficionados españoles. Y no podemos comprender, qué le
pasó a este grupo de estupendos profesionales; pero yo diría, utilizando una
expresión muy frecuente en las grandes pruebas ciclistas –Tour, Giro, Vuelta…-,
que anduvieron ‘con la pájara’ todo el tiempo que estuvieron sobre el césped. Y
así…, ¡es imposible! Ciertamente, Maracaná –parece ser- ha enterrado un estilo
de juego.
En
fin que, lo de perder, por supuesto que siempre entra dentro de las reglas del
juego (Y esto lo sabemos perfectamente, los que hemos hecho muchísimo deporte).
Pero se debe siempre, cuando se pierde, intentar hacerlo con dignidad, con
señorío, habiendo luchado hasta el final con todas las fuerzas, hasta la
extenuación, y habiendo puesto la máxima ilusión en el empeño… Y a mí al menos,
me da la impresión de que la selección española no ha sabido –o no ha podido-
hacerlo así. Holanda y Chile, ‘nos han pasado por encima’, nos han avasallado…;
y nos volvemos de Brasil, habiendo sido casi humillados ¡Una auténtica pena!
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Cada
jugador de la selección española, caso de haberse quedado Campeones en el
Mundial de Brasil, hubiesen cobrado la nada despreciable cantidad de ¡750.000
euros ‘per càpita’! (Lo que, dicho sea de paso, representa –o a mi así me lo
parece-, un auténtico disparate, una locura, casi un insulto…, si tenemos en
cuenta que, en España, rondamos los ¡6 millones! de parados, y muchísimas
personas están en el umbral de la pobreza, teniendo que acudir a comedores de
Cáritas para poder subsistir, etc.). De manera que, bueno, nos han apeado del
Mundial a las primeras de cambio, nos volvemos cabizbajos…; pero, al menos, ¡nos
hemos ahorrado una buena partida de millones de euros!, ¿no les parece, amigas
y amigos lectores? ¡Es un evidente consuelo, no cabe duda!
Rafael Ild.
Pérez-Cuadrado de Guzmán
J19.Jun.2014
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