lunes, 17 de junio de 2013

Soltando amarras... / ¡Cuántos recuerdos y experiencias!..., ¡cuántos conocimientos adquiridos y cuántos maravillosos momentos vividos!..., ¡cuántas excepcionales personas conocidas!...! ¡Qué sincero agradecimiento al Creador, al haberme permitido hacer la travesía por este planeta llamado Tierra, como un viajero de tantos, como un simple peregrino más!... Y haber pasado por él así mismo, lleno de amor y de respeto hacia todo y hacia todos, procurando siempre no hacer daño a nadie, procurando cada instante, con sencillez, acercarme a los demás e intentar ayudarlos, y ¡hacer amigos!... Y levantarme cada día ¡‘con la ilusión estrenada de todas las auroras’!...


Y no hay por qué ser pesimistas, no; pero, sí deberíamos ser siempre realistas. Y comprender, que la vida, los años, lógicamente van pasando, y
van dejando su huella…; van como erosionando y deteriorando el organismo de cada ser… Porque, en definitiva, somos de ‘arcilla’; y estamos concebidos para vivir un tiempo determinado, ya que nacemos ‘con fecha de caducidad’.


El juvenil ardor va diluyéndose; las capacidades, van como entumeciéndose; y la luz va tornándose más tenue cada vez… Y así, advertimos un día que nuestras facultades van mermándose y que nuestras neuronas no ‘funcionan’, no rigen ya como antes, como hace años… Vamos adquiriendo
más y más conocimientos, es cierto, y mucha más experiencia…; podríamos decir quizás, que somos más ‘sabios’ cada día que pasa, más instruidos cuanto más viejos… Pero, también es cierto que, cada vez, nos va quedando menos tiempo para comunicarnos, para aprovechar todo esa riqueza y poder transmitirla a otras personas… Porque a los de edad ya avanzada, el corazón –a veces con
sutiles indicios, y otras de forma contundente y desgarradora-, nos recuerda con frecuencia, que envejece, que le queda ya menos ‘cuerda’, menos ‘batería’…; que si nacimos para toda una vida, con
una reserva, con un ‘amperaje’ de 2.500 millones de sístoles o de latidos cardíacos, de esa hermosa herencia, de ese potencial, de ese maravilloso regalo..., ¡hemos ‘gastado’ ya mucho, ¡muchísimo! Y que, por lo tanto, es conveniente y sensato ir pensando ya en el final de este ‘viaje’, en el final de esta etapa terrenal… Y, en la cercanía de la otra vida…, de ¡la Vida que no acaba!


Si somos conscientes de ser ‘portadores de valores eternos’, y si hemos sido sensatos, desde un principio nos habremos afanado en ir preparando lo mas importante: nuestro ‘ingreso’ en el otro mundo… Y para ello, habremos sido fieles discípulos del Señor, habremos cumplido con holgura nuestros ‘deberes’ de cristianos, no habremos olvidado amar a nuestros hermanos y tratar de ayudarlos de alguna manera en todo aquello en que nos necesitasen… Y, en definitiva, habremos procurado ir llenado nuestras alforjas con elementos ‘de peso’, positivos, enriquecedores…, para así conseguir un ‘curriculum’ al menos…, decoroso, con el cual, al traspasar el umbral de esa ‘Puerta de la Vida’ y presentarnos ante nuestro Padre Dios, poder ofrecerle una existencia –la nuestra, la de cada uno-, llena de buenos propósitos y acciones, de nobles sentimientos, plena de amor a nuestros hermanos…, rica en esfuerzo, en sacrificio, en valores trascendentes.


Sí, la vida es eso. Después de haber disfrutado de tanto tiempo y de tantísimas posibilidades, ir ahora, cuando ya se han cumplido ‘sesentaymuchísimos’ años, olvidándonos y despidiéndonos de algunas prácticas, hábitos, costumbres e ilusiones, sabiendo que el cuerpo, aunque es el mismo que cuando nacimos, ya no responde igual… Hay que admitirlo y asumirlo así, con total naturalidad y sin angustiarnos.


Yo, que he sido un notable nadador y buceador, advertí un día que ya no me defendía igual de bien en las revueltas aguas del mar, que me encontraba algo torpe…; y tuve que comenzar a bañarme en aguas mas serenas, y casi olvidarme de ‘bajar’ a más de 7 u 8 metros… Y habiendo sido igualmente un campeón en ‘cross-country’, me he visto obligado a ir pasito a paso y…, ayudado además por un bastón… Y habiendo galopado cual corzo por las cimas más altas de los más altos montes, hube de despedirme de esas cimas y conformarme con…, admirarlas desde lejos… Y habiendo protagonizado tantos éxitos en atletismo, en tenis, en baloncesto, en fútbol, en rugby, etc., ahora puedo disfrutar de estos deportes…, solo en el recuerdo. Y en cuanto al ajedrez –otra de mis pasiones, otro de mis ‘hobby’s’-, qué duda cabe que, aquellas ‘emboscadas’ o escaramuzas, aquellos sagaces y valientes planteamientos tácticos que yo hacía para propinarle al rey ‘enemigo’ un inapelable y sorpresivo jaque-mate, ya no me vienen a la mente con la misma fluidez, con la misma precisión…
    ------------
Sí, hemos ido dejado atrás ya, muchos ‘kilómetros’ recorridos; incontables ‘aventuras’ vividas; infinitos momentos de alegría, de gozo, de amor…, de asombrarnos ante tantísimas e incontables maravillas que Él creó para nosotros… Resulta entonces bonito, aunque…, algo triste a un tiempo, recordar aquellas ‘batallitas’ (ganadas o perdidas, ¡qué más da!), aquellos ‘récords’, aquellas ‘gestas’… ‘¡Si yo era capaz de subir corriendo sin parar a lo más alto de aquella montaña en 14 o 16 minutos!’… ‘¡Si yo participaba en la Travesía a nado del Puerto, con cerca de 2 kms. de recorrido y apenas me cansaba!’… ‘Si yo en una
ocasión, estuve estudiando sin parar y sin dormir, 54 horas seguidas, para aprobar así aquel durísimo examen de Patología Quirúrgica!’… ‘¡Si yo, con 40 añazos ya, les ganaba fácil al tenis a chavales de 18 o de 20 años!’…¡Ah!, los recuerdos, las añoranzas!… Y rememorar aquellos ‘especiales’ e inolvidables días, cuando p.e., haciendo el Curso de Buceo de la Armada, bajé varias veces hasta
cerca de 40 metros de profundidad; o cuando subí en el teleférico, desde la estación de Chamonix (Francia), hasta los 2.310 metros de altura en el pico de ‘L’aiguille-du-Midi’ (en la fotografía), muy cerquita del famoso Mont Blanc; o cuando hice aquel precioso viaje fluvial por Rusia, desde San Petersburgo hasta Moscú…; o cuando tuve la gran fortuna de, tal vez arriesgando mi vida, poder auxiliar –en dos veces- a cuatro personas
(dos chicas, una chiquilla de 12 o 13  años y un hombre adulto), evitando con mi ayuda que muriesen ahogados en aquellas embravecidas aguas del mar…; o, aquellas -aproximadamente- 22.000 anestesias que hice, sin ‘fallo’, ¡gracias a Dios!... Y ¡lo mejor de todo!, el recuerdo más entrañable: mis cuatro maravillosas hijas, mi mujer, mis nietos... ¡Toda mi estupendísima familia!
    ------------
Sí, ¡qué maravilla todo aquello! ¡cuantísimo hemos disfrutado de la vida!... ¡Cuantísimos recuerdos y vivencias!... Pero cuando ya somos muy mayores, es conveniente que, conscientemente, ‘nos situemos’ en la realidad; y será sensato pensar en ir desembarazándose ya de
muchas cosas; en ir…, soltando amarras. Para que, de esta manera, ya sin ataduras, libres, ‘ligeros de peso’ y casi casi desnudos – ni más ni menos como cuando llegamos a este mundo-, podamos así estar alerta y prestos para, con ligereza y con prontitud, atender solícitos a la amorosa llamada de Aquel que nos creó.


Aunque ¡eso sí!, a pesar de nuestros años, en las condiciones físicas en que nos encontremos y con los ‘talentos’ que aún tengamos, mientras nos quede un hálito de vida…, deberemos afrontar nuestra existencia siempre ilusionados y dispuestísimos en todo momento a ‘comernos el mundo’, a seguir disfrutando de la vida a tope… Y, ¡dando cada instante gracias a Dios por cada día que aún nos regala, por cada día que nos permite ‘amanecer’ de nuevo!


Nada me impide a mí ahora, maravillarme una vez más ante aquel arrebolado y maravilloso atardecer…; o contemplar ensimismado el quebrado y caprichoso
vuelo de aquella multicolor mariposa gigante…; o fascinarme ante el embrujo de aquel umbroso bosque lleno de murmullos y de misterio…, o ante la majestuosa caída del agua en aquellas altísimas e increíbles cataratas… O escuchar, embelesado y absorto, esas fantásticas ‘Sinfonía para Violín y Orquesta’, de Brahms, de Paganini, de Beethoven…; o volver a reirme con las gansadas de ‘el gordo y el flaco’ (Stan Laurel y Oliver Hardy) o de ‘los hermanos Marx’… Y nada me impide, ponerme frente al ordenador, para adentrarme en Internet y enriquecerme con algún tema; o para escribir algún articulito de los míos; o para mantener al día mi ’blog’ o mi página en ‘Facebook’; o para ‘fabricar’ un programa informático en ‘Visual Basic’…


Sí, gracias a Dios, aunque seamos ya muy mayores y estemos algo debilitados, medio inválidos o incluso achacosos, ¡aún nos queda un riquísimo caudal de conocimientos!, ¡aun nos queda un inmenso y maravilloso mundo por descubrir, por recorrer y por disfrutar!... Y aun nos quedan, ¡infinitas oportunidades y posibilidades de ser útiles, de darnos a los demás, de poder ayudar a otras personas en su deseo de perfección, de ser felices, de acercarse a Dios!...
------------
Y cualquier olvidado día, tendré que dejar esposa e hijas, nietos, familia, amigos, compañeros y ¡tantas extraordinarias personas que el Señor puso en mi camino!..., y ¡tantísimos maravillosos recuerdos vividos!... Y abandonaré este mundo, en el que Dios me ha permitido vivir tantos y tan fecundos y tan felices años… Y serena y confiadamente, iré adentrándome en ese ‘Mar de la Tranquilidad’, al gozoso encuentro con mi Señor, al feliz encuentro con esa Vida ¡que nunca acaba!…


‘Es hermoso partir sin decir adiós…, serena la mirada, firme la voz’, decía aquella bonita canción. Y yo añadiría : ’y, si ello fuese posible…, sin que suponga una tragedia o un daño irreparable para nadie’. Porque, es reconfortante y alentador en extremo, recordarlo siempre, ¡siempre!: que este ‘paso’, no es un adiós definitivo, no. Volveremos a encontrarnos en ese maravilloso Reino de la Luz y de la Paz. Y estaremos de nuevo juntos, ya para toda una eternidad, en ese Cielo que Dios nos tiene prometido.


Recordemos, de la Biblia, mi frase preferida: ‘Sea vuestra alegría, que vuestros nombres están escritos en el Cielo’.


                                                                 

No hay comentarios: