jueves, 9 de septiembre de 2010

Con los piés en el suelo.    /  
    En apenas 48 horas, las selecciones españolas campeonas del mundo, han recibido serios varapalos. En fútbol, en partido amistoso jugado en la cancha del ‘Huracán’, Argentina, 4 – España, 1; y en baloncesto, en partido disputado en Estambul, Serbia, 92 – España, 89 (Claro que, aunque menos aparatosa, mucho más importante es la derrota de  la selección de baloncesto, puesto que eran los ‘cuartos de final’ del Campeonato del Mundo que se celebra en Turquía, y defendíamos título. Por cierto, no se entiende del todo la renuncia de Pau Gasol a jugar con su selección; si el hubiese participado, casi seguro que estaríamos ahora en semifinales, con serias opciones a medalla. Yo, la verdad, no comparto su decisión).
    Muchos españoles, se han rasgado las vestiduras y, horrorizados, se echan las manos a la cabeza ante tamaño descalabro: ‘¡qué vergüenza!’ –exclaman compungidos-, ‘¡que desastre!’… Y no es raro, leer o escuchar en ‘los medios’ (prensa, radio, televisión), que España ha sido aplastada; que se ha perdido el honor hispano, el orgullo patrio…; que es el final de un ciclo, de una generación; que España ha perdido una buena parte de su prestigio; que es, poco menos, una hecatombe nacional; etc. Es un poco lo de siempre: hace una semana éramos buenísimos, y ahora… se dice todo esto. Y también, porque todo ello está 'orquestado' para, con esto de los deportes, desviar o 'derivar', distraer la atención de los españoles de otros temas de muchísima más enjundia, de muchísima más trascendencia. Pero, claro, si razonamos un poquito y no nos dejamos llevar por el fanatismo o por el ‘forofismo’, sabemos perfectisimamente y podemos entender con meridiana claridad, que esto, por supuesto, no es ninguna tragedia.
    Y es más, estos dos reveses tan seguiditos, yo creo que nos vienen muy bien. Sí, para que 'bajemos de las alturas' y pongamos los pies en el suelo; para que no nos creamos superiores o 'héroes'; para que no nos ensoberbezcamos; para que aprendamos a ser sencillos y humildes; para que nos convenzamos -¿es que no lo sabíamos ya?- que, cuando se trata de un deporte, de un juego ( como lo son el fútbol y el baloncesto), como de otras facetas de la vida misma, tanto la victoria como la derrota, en igual medida, entran dentro de la lógica y de la normalidad; que son avatares del juego, de la competición, de la suerte a veces o de otros factores; y que en caso de perder, lo que sí es importantísimo es saber perder con elegancia, con alegría, felicitando sinceramente a nuestro contrincante (que nó enemigo)... Y ser conscientes tambien, de que ¡nunca! habrá en el mundo una selección invencible.
    España con esto, por supuesto que no pierde ni un ápice de su prestigio ni de su honor ¡Faltaría más! (Aunque sí que se pierde, en otros asuntos –que no entran en la idea de este mini comentario-: p.e. en temas de gobierno; en política exterior; en política social; en economía; en la cuestión de los abortos y de los 'matrimonios' homo-sexuales; en ser el país de Europa en el que más alcohol y más cocaína se consumen; en ser también el de mayor fracaso escolar; y en ser iguálmente, el país de Europa que mäs parados tiene; etc., etc. ¡Todo esto sí que daña y que merma el prestigio de España!).

    Y además, ¡consolémonos! Seguimos siendo Campeones del Mundo, tanto en fútbol como en baloncesto (Aunque en este deporte, es cierto, por muy poquitos días ya. Solo..., hasta que finalice el Campeonato Mundial de Turquía -con la victoria más que probable, de EE.UU-).

                                                                                                 Raffaello
                                                                                                 J09.09.2010

1 comentario:

My dijo...

Estoy, completamente de acuerdo contigo papi!
Los jugadores a veces, están 'endiosados', y, a pesar de ser o no campeones, somos humanos, cometemos errores, subimos y bajamos!

Te abrazo y te quiero para siempre..