sábado, 24 de abril de 2010


/ Una pequeña lección...
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- Una pequeña lección de humildad -



Es más que posible, que muchísimas personas hayan pensado alguna vez, que dominamos el mundo, el planeta Tierra; que lo gobernamos a nuestra manera; que somos los dueños de él… Tantos avances en todos los campos, tanta tecnología punta, tanta previsión de todo –de la meteorología, de los mercados financieros, de las cosechas p.e. de cereales, del caudal en hectómetros cúbicos de las reservas hidráulicas, de la milimétrica precisión del acoplamiento de una ‘Soyuz’ a la IEE (o Estación Espacial Internacional), o el ‘someter’ la molécula o el átomo (en el túnel de aceleración de partículas en CERN, en Suíza), etc.- propician quizás, en algunos –mandamases políticos o financieros, investigadores (tal vez de la NASA) o sencillos ciudadanos ‘de a pié’- que lleguemos a creernos o a sentirnos casi casi como ‘dioses’, por el absoluto dominio (¿) que ejercemos sobre todas las cosas.


Pero, cuán necios somos si pensamos que todo eso es cierto, y nos olvidamos de la verdad: de que el artífice y el creador de todo, de que el que rige los destinos del mundo, de que el que gobierna todas las leyes, de que el que controla no ya simplemente el planeta Tierra, sino absolutamente todo el Universo, es solamente Dios.


De que no lo somos nosotros, los humanos, tenemos un sencillito y muy reciente ejemplo: ha bastado que el volcán Eyjafjöll, situado en la lejana Islandia, se ‘desperezara’ y 'bostezara' solo un poquito, para que el caos se ‘instalara’ en medio mundo, y media humanidad se echara a temblar. Y han sido solo unos días expulsando cenizas, fuego y lava, las que han conmocionado al mundo…; ¿qué hubiese ocurrido si este simple hecho vulcanológico se hubiese prolongado durante unas cuántas semanas o durante unos meses?... Debemos convencernos de que, ante situaciones como estas –podríamos citar también las devastadoras inundaciones, los tornados, los terremotos (tan recientes en Haití y en Chile), los huracanes, los ‘tsunamis’, etc,)-, el hombre, decididamente, no posee los métodos, ni los conocimientos, ni los sistemas o los mecanismos apropiados o adecuados, la ‘manija’ salvadora que puediese evitar el caos y la catástrofe. Es así de simple y de sencillo.


Este polvo del volcán Eyjafjöll –situado bajo el glaciar Eyjafjallajokull-, que ha cubierto los cielos de casi toda Europa durante siete días, obligando al cierre del ‘espacio aéreo’, ha supuesto –entre otras cosas- el cierre y la paralización de numerosísimos aeropuertos de muchas naciones, con la consiguiente cancelación de miles de vuelos programados –se habla de unos 100.000-, dejando atrapados en tierra sin otras posibles rápidas soluciones para desplazarse a sus destinos, tal vez a millones de pasajeros; y también, al no poder transportarse por vía aérea y en el tiempo previsto toneladas de alimentos perecederos, ha supuesto la irremisible pérdida de estos y ya, debido a ello, la escasez en algunos mercados de determinados productos.


Es sobre todo en el sector turístico europeo, donde este polvo volcánico del Eyjafjöll, ha causado auténticos estragos, colosales pérdidas. Porque no hay que olvidar, que Europa recibe cada año unos 240 millones de visitantes extranjeros; y que estos, generan unos ingresos anuales de más de 150.000 millones de €.


Según las estimaciones de la IATA (Asociación Internacional del Transporte Aéreo), las pérdidas en el sector aéreo, debidas a la nube de ceniza y a las consecuentes graves situaciones ocasionadas por el volcán islandés, pueden sobrepasar los 165 millones de euros diarios. Y Taleb Rifai, el secretario de la OMT (Organización Mundial de Turismo), estima igualmente que las pérdidas suponen solamente para el sector turístico en Europa, unas pérdidas de unos 1.725 millones (lo que equivale a 300 millones de € diarios). Y ciñéndonos a España, la AEAVE (Asociación Empresarial de Agencia de Viaje Españolas) estima, solo en gastos directos, unas pérdidas de 18’5 millones de €; a lo que habrá que sumar el montante por los viajes o pasajes vendidos y devueltos y por los no vendidos a causa del caos.


Y bueno, pasados unos días, sabremos igualmente las pérdidas ocasionadas en industrias, en comercios, en restaurantes, etc., etc.


Este reciente caos o esta catástrofe, es –o me lo parece a mí- para todos, como una pequeña lección de humildad, como un breve recordatorio… Nos recuerda una vez más, por si no lo sabíamos ya, que es Dios, y solo Él, el que gobierna el mundo y el que decide los aconteceres y sus circunstancias, y sus posibles consecuencias. Y, por supuesto, es Dios también, el que nos da la vida; y solo Él, el que puede quitárnosla. De ahí, nuestro total y categórico rechazo tanto al aborto como a la pena de muerte. ¿Quiénes somos nosotros, para decidir sobre la vida de otras personas?...
    ¡Ah!, si alguna vez aprendiésemos!...


                                                                                            Escrito por Raffaello.
                                                                                            S24.Abril.2010.

2 comentarios:

Juan Escribano Valero dijo...

Hola : Ya tenía ganas de poder visitar a los amigos, pero es que he estado fuera y ahora desde el domingo hasta el viernes no estaré en casa, pues nos vamos a casa de mis hijos para ayudar a mi hija con los chavales mientras mi yerno está de viaje, los fines de semana nos venimos a casa porque entendemos que el undécimo es no estorbara pesar de que eso no le parece bien a mi yerno.
Muy acertado tu escrito, y preciosa la foto que lo ilustra, espero que haga reflexionar a más de una persona.
Un fuerte abrazo.

My dijo...

.. si alguna vez aprendiésemos...........

quizá valoraríamos aún más el resto de las cosas verdad?

te quiero tanto.