lunes, 8 de noviembre de 2010

¡Basta ya de violencia y de tragedias!/ 

    Varios países de nuestra muy querida América latina –concretamente (leo hoy, 08 de Nov.), Nicaragua, México, Honduras, Guatemala y El Salvador-, se han unido en una decidida y tenaz campaña a favor del reconocimiento de la dignidad de las mujeres, del respeto hacia ellas, y de la igualdad entre hombres y mujeres, y fundamentalmente en contra del sometimiento y de la violencia hacia ellas -mayores, jovencitas, niñas, casadas o solteras, etc.-, solicitando penas máximas ¡ya! para estos asesinos, violadores, maltratadores, pederastas, etc., personas todas ellas sin escrúpulos, al margen de la ley, que causan un daño irreparable la mayoría de las veces, y que ocasionan tantas y tan dramáticas consecuencias.

    En España –en donde, por cierto, también sufrimos todo esto (que aquí se llama ‘violencia de género’; y van ya -si no me equivoco- 62 mujeres asesinadas en lo que llevamos de año)-, nos unimos de corazón a este movimiento, a todos esos países hermanos, y gritamos: ‘¡Luchemos todos unidos, para acabar de una vez con esta absurda, inicua, vergonzosa y maldita lacra!’. Lacra, impropia e inadmisible de todo punto en cualquier país –independientemente de su situación geográfica, de su forma de gobierno, de su nivel de desarrollo, de su raza, de su lengua, de sus creencias religiosas, etc.-, pero aún más increíble, lamentabilísima, impropia y lacerante en países que nos consideramos civilizados.

 
    Sí, que los respectivos gobiernos, de una vez para siempre, tomen conciencia de todo ello, de todo este drama y, sin vacilaciones ni contemplaciones, sin vaguedades, sin perderse en extraños vericuetos  de dudosa legalidad, apliquen de una vez por todas las penas máximas previstas por la ley, para todos estos obsesos, para todos estos bárbaros y salvajes energúmenos, para todos estos individuos sin sentimientos, para todos estos cobardes y dañinos malhechores… Y que esas penas, impuestas sin titubeos, con rigor y con firmeza, se cumplan a rajatabla y ¡en su totalidad! ¡Y que consigamos así que tanto las señoras mayores, como las mujeres adultas, como las jovencitas y las niñas, ¡todas ellas, sin posible excepción!, puedan vivir, disfrutando además de los mismos derechos que el hombre , tranquilas, sin miedo, seguras y en paz, en cualquier lugar del Planeta! ¡Ojalá que podamos avanzar firmemente y 'aceleradamente' en esta idea, en este ideal, hasta desterrar por completo esta absurda , despiadada y maldita violencia 'machista'! (Aunque, yo añadiría, que los que así se comportan con ellas, en verdad son muy poco 'machos' y, sobre todo, ¡muy poco hombres, muy poco personas!).
    Sí, siempre deberíamos tratar a la mujer, con educación, y con el máximo respeto y consideración. Yo diría que, por 4 razones fundamentales: 1ª, porque a todos nos creó Dios y, por ello, todos tenemos los mismos derechos (¡a la vida!, entre otras cosas y como algo esencial y prioritario); 2ª porque, tal vez, es un ser más frágil, más delicado y más vulnerable fisicamente que el hombre, y merece nuestro apoyo y nuestra protección; 3ª, porque, cuando está embarazada y/o es madre, es también, nada menos que la fiel y más directa colaboradora del Señor en la creación de vida; y 4ª. porque es -para mí al menos- la más perfecta y más bonita obra del Creador.
    Y termino, con una acertadísima y preciosísima frase -que cito tántas veces- del poeta Amado Nervo (hispanoamericano, por cierto), que se expresa así: 'No hieras a la mujer, ni con el pétalo de una rosa... No la hieras, ¡ni con el pensamiento!'

     (En la fotografía adjunta –tomada de Internet-, una manifestación por esta campaña en Nicaragua).

                                                                 Escrito por Raffaello
                                                                 L08.Nov.2010.

   



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