sábado, 22 de mayo de 2010



La ingeniería genética.- /      /
           - La ingeniería genética: sus logros y sus dilemas –


Intentando simplificar al máximo esta necesaria y brevísima introducción, podríamos decir que: 3 moléculas (una de fosfato, una de azúcar y una base cíclica nitrogenada), forman un nucleótido; miles de estos (3.000 millones en el ADN humano), dan lugar a los polinucleótidos; de estos, se forman los ácidos nucléicos, los cuales, a su vez, forman los cromosomas. Estos, estructuralmente formados por dos ‘hebras’ con forma helicoidal, tienen unos ‘loci’ (o ‘huecos’), en donde se albergan los genes, a los que podríamos considerar ‘la unidad básica de la herencia’.

La célula, es la unidad básica esencial de todo ser vivo. En su núcleo, se encuentran los cromosomas; parte de estos, los genes, son los que, dentro del ADN (ácido desoxirribonucléico), codifican y guardan la información genética o ‘código genético’, que se encuentra en una secuencia a modo de ‘encadenamiento específico’ y que es, en esencia, lo que diferencia unas especies de otras. El ADN es, pues, la base fundamental de ‘información’ que poseen todos los organismos vivos, hasta el más simple y pequeño; y esta información, ‘codificada’ por los genes dentro del ADN, ‘traducida’ y transmitida mediante el ARN, es la que controla todos los aspectos de la vida de cada organismo, tales como autoconservación, metabolismo, forma, desarrollo y reproducción (y harán que, p.e., un individuo tenga el pelo rubio, o castaño o negro; o que sea alto o bajo; o grueso o delgado; etc.).

El austriaco Gregor J. Mendel, sacerdote agustino, por sus trabajos con híbridos (en 1866), es considerado ‘el padre de la genética’. Y es en 1953 cuando dos científicos, J. Watson y F. Crack (Universidad de Cambridge), descubren y dan a conocer la estructura molecular del ADN, naciendo así la ’biología molecular’. Y no hay que olvidar, la valiosísima aportación de los científicos Severo Ochoa (España) y A. Kornberg (EE.UU.), pocos años más tarde, al lograr la síntesis del ácido desoxirribonucléico. Tras muchos experimentos, estos culminaron cuando F.C. Steward, produjo una zanahoria en un tubo de ensayo a partir de una célula.

En 1973, y gracias a los investigadores S. Cohen y H. Boyer, nace la ‘ingeniería genética’ . En 1997, se consigue el primer gran éxito: clonar –es decir, hacer una ‘copia genética’ de un individuo- el primer mamífero, la oveja Dolly. Y, a partir de todo ello, comienzan los estudios de manipulación genética, que estudia mediante el intercambio y/o la alteración de genes, cómo solucionar problemas frecuentes en la humanidad, como p.e., la escasez de donantes para trasplantes; y en este campo, se está intentando producir cerdos transgénicos, que posean órganos compatibles con los del hombre. Pero ya antes -1970-, se habían conseguido otras importantísimas ‘creaciones’: la insulina humana; el interferón; la vacuna contra la hepatitis B; la hormona del crecimiento; etc. Todo esto, tuvo un enorme auge a partir de 1981. En la actualidad, los países punteros en esta actividad, son Croacia y Alemania (¡Da escalofríos, pensar en la idea nazi del superhombre de raza aria: el Ubermensch!).

La idea de cómo puede hacerse una modificación o manipulación genética, es –en teoría, claro- simple: sería algo parecido a un ‘copy paste’, es decir, la ingeniería genética permite elegir y cortar un gen dentro del ADN de un organismo, aislarlo, copiarlo, e insertarlo en el ADN de otro organismo ¡Así de sencillo!

En el campo de la agricultura y de la industria, se pueden conseguir resultados muy favorables. Por ejemplo, si los cultivos de café son dañados por una enfermedad, pero esta nunca afecta al cultivo del algodón, bastará buscar en el ADN del algodón el gen que lo hace resistente a dicha enfermedad, aislar y copiar este gen, e insertarlo en el ADN del café. De este modo, ‘creamos’ un nuevo café, más resistente (Que se denomina un OMG =organismo modificado genéticamente). Así también, los ‘alimentos transgénicos’ –o con los genes alterados, transferidos y/o manipulados-, comenzaron a aparecer en los años 90, sobre todo con los cultivos de maíz y de patatas, tanto en Canadá, como en Argentina, o en EE.UU. . Se consigue con ello, un ahorro en materia prima, en mano de obra, en pesticidas, en agua…, y además, con un favorable impacto medio-ambiental. Todo ello, es sumamente interesante, si se piensa que, hasta el año 2050, la producción de alimentos ‘normales’ estará por debajo del crecimiento de la población mundial. En cuanto a la dieta proteica, también se aplica la biotecnología para modificar o mejorar el rendimiento de los animales, consiguiéndose así, p.e., aumentar la cantidad y mejorar la calidad de la leche y de la carne, etc. En Argentina concretamente, se han ‘creado’ vacas manipuladas, que producen leche para diabéticos.

Otros logros de la manipulación genética, podrían ser, en el campo de los fines terapéuticos, p.e.: mejorar en un individuo su resistencia a alguna enfermedad, o la curación de esta; determinar qué tendencia de contraer alguna enfermedad o malformación en el futuro tiene un individuo, y atenuar o cambiar esa tendencia; etc., etc.

En otros casos, en los llamados ‘procesos eugenésicos’ o perfectivos, se afecta o altera el genotipo para que se refleje en el fenotipo. Y así, es posible cambiar los rasgos de un individuo: color de los ojos, cabello, textura de la piel, etc. (Todo ello se logra, alterando el orden de la cadena de los aminoácidos dentro del ADN). Se habla ya, incluso, de que será posible crear ‘bebés a la carta’.

Dentro del capítulo de la clonación –que nos permitiría p.e., hacer una exacta copia genética de un individuo-, decir que hay países que han prohibido terminantemente la experimentación con humanos (Entre estos países, recuérdese la sanción a los experimentos genéticos con humanos impuesta por George W. Bush, anterior Presidente de los EE.UU. Sí están aprobadas estas investigaciones, en el Reino Unido, Bélgica y Suecia). Pero, algunos van ‘más allá’, y hay ya quienes piensan que, en el caso p.e. del SIDA –contra el cual, han fallado los experimentos genéticos, ya que el virus evoluciona y se vuelve inmune a todos las manipulaciones y ‘ataques’-, y ante el peligro que esta enfermedad supone, podría, tal vez, existir un método de reproducción –que sería, claro, la clonación humana- que contrarrestara las muertes ocasionadas por esta pandemia. (Pero, aún suponiendo –que es mucho suponer- que se superaran todas las trabas legales, éticas, morales, etc., habría infinidad de problemas de todo tipo: ¿qué derechos tendrían esos clones?..., ¿servirían para ellos, las mismas leyes que para los demás?..., ¿a quién pertenecerían?..., ¿quién o qué organismo asumiría la responsabilidad sobre ellos?... etc., etc.).



Y muy de actualidad, es el planteamiento de otro dilema ético: el de las ‘células madre embrionarias’. En este caso, los ‘pasos’ son estos: luego de la obtención de embriones humanos por fecundación ‘in vitro’, se toma de ellos –entre los 6 y los 14 días- el material (células) que, convenientemente estimulado y tratado, va a ser el precursor de los tejidos que se pretende reconstruir, destruyendo luego el embrión. (Hecho este que, para muchos grupos religiosos y conservadores, constituye ya en sí mismo un aborto; aunque el embrión sea de tan poco tiempo e, incluso, aunque esté en un tubo de ensayo). Y aquí, surge el otro –para algunos- eterno dilema: ¿en qué fase debe ser considerada la existencia de un ser?..., ¿en la fase de embrión, tal vez en la de pre-embrión, quizás en el momento de la fecundación del óvulo?... La Iglesia nos dice, que ya, desde el momento de la fecundación, existe ‘un proyecto de vida humana’ que, si no se destruye, acabará siendo un bebé.

Con estas células madre, se pretende obtener tejidos diversos, de extraordinaria utilidad terapéutica, que trasplantándolos a los pacientes, podrían ‘reparar’, p.e. lesiones medulares (en parapléjicos, en casos de ‘espina bífida’, etc.), corazones infartados, pieles quemadas, degeneraciones maculares, leucemias, etc., etc. En California (EE.UU.), se trabaja también con células iPS (Induced Pluripotent Stem Cells), células madre indistinguibles de las embrionarias, pero que no se obtienen de embriones, sino de la piel o del cabello (¿Con las mismas propiedades que las embrionarias?).

Se trata en fin de temas, que pudiesen parecer excesivamente pueriles, frívolos o acaso de ciencia ficción, pero que son muy reales; y que requieren ser tratados con una extraordinaria seriedad, con un absoluto respeto y con una escrupulosa ética y moralidad. Aunque, algunos se preguntan: ‘pero, ¿acaso existe un peligro más grande que la desaparición de la Humanidad?...’..


                                                                                Escrito por: Raffaello
                                                                                04.Mayo.2010


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